En la rúbrica del capítulo 137A del “Libro de los Muertos” de los antiguos egipcios, el sacerdote nos dice, en relación con el ritual de las cuatro antorchas de glorificación:
“Palabras que se pronunciarán sobre cuatro antorchas de tela roja impregnadas de aceite de Libia de primera calidad, (sostenidas) en la mano de cuatro hombres sobre cuyos brazos esté escrito el nombre de los hijos de Horus(1). (Se) iluminarán en plena luz del sol, (lo cual) motivará que el indicado bienaventurado tenga poder sobre las Estrellas Imperecederas(2). Aquel para quien se recite esta fórmula no podrá perecer jamás, su alma vivirá eternamente (porque) la antorcha hará prosperar al bienaventurado, como (si fuera) Osiris, Señor de los Occidentales(3). Esto ha sido verdaderamente eficaz millones de veces(4).
Toma buena atención: No la recites en presencia de nadie, con excepción de ti mismo, de tu padre o de tu hijo, porque es un gran secreto del Occidente, un misterio de la Duat, ya que los dioses, los bienaventurados (y) los muertos lo contemplarán bajo la forma del Señor de los Occidentales y (el difunto) será poderoso al igual que el dios(5).
Harás que se recite la fórmula de las cuatro antorchas cada vez que se haga llegar su estatua a cada una de las siete puertas de Osiris(6). Esto (le) comportará ser un dios, un ser poderoso con los dioses y con los bienaventurados para siempre jamás y entrar por los porches misteriosos sin ser apartado de Osiris. Aquel para quien esto sea recitado entrará y saldrá sin ser rechazado, sin ser apartado, sin ser dejado de cuenta el dia del juicio, (porque) sería abominable para Osiris (tener que) castigarle. Esto ha sido verdaderamente eficaz (millones de veces).
Recitarás este libro mientras que el mencionado bienaventurado esté depositado (en la tierra), glorificado, purificado y (mientras) su boca(7) se esté abriendo con un (cuchillo) de metal bia(8)."
Notas
1) Los cuatro hijos de Horus son Amsit, Hapy, Duamutef y Qebehsenunf. En el texto del ritual veremos que se les pedirá expresamente su protección.
2) La luz que desprenderán las cuatro antorchas, gracias al ritual mágico, no será sino la propia luz del sol, la luz que emana de la divinidad. Gracias al poder de esa luz, el difunto será más poderoso que las propias Estrellas Imperecederas; se trata de nuestras Circumpolares, que se distinguen por no desaparecer nunca de la visión del hombre, motivo por el que los egipcios las denominaban Imperecederas o Inmortales, y pensaban que era el lugar de residencia de las divinidades y de los difuntos glorificados.
3) La persona para quién se recite esta fórmula encontrará la vida eterna tras la muerte, no morirá por segunda vez, no se extinguirá –el inmenso temor de los hombres egipcios- sino que será transformado en divinidad inmortal (como si fuera Osiris).
4) Se trata de una frase usual en los conjuros mágicos del “Libro de los Muertos”: el sacerdote, en la rúbrica, insiste en que se ha contrastado “millones de veces” que la fórmula ha resultado eficaz.
5) En los textos iniciáticos es usual que se insista, una y otra vez, en la necesidad de que el conocimiento que se recibe se guarde en el mas absoluto secreto.
6) Durante su viaje por las regiones de la ultratumba el difunto debía atravesar diversas puertas que estaban custodiadas por guardianes de feroz aspecto, que estaban prestos a impedirle el acceso. Gracias a conjuros como este, que habrían de recitarse ante cada una de esas puertas, el difunto tenía asegurada la entrada.
7) La fórmula se debía leer, se nos dice, en el momento en que se estaba practicando al cadáver el ritual “de la apertura de la boca”, con el que se pretendía que la vida volviese a la momia. Lo practicaba un sacerdote que tras diversas purificaciones abría la boca del difunto utilizando para ello un objeto sagrado, del tipo de un cuchillo o azuela. El acto se realizaba frente a la puerta de la tumba o en su interior, en la capilla funeraria.
8) Posiblemente se trataba de un cuchillo fabricado con hierro de origen meteórico.
“Palabras que se pronunciarán sobre cuatro antorchas de tela roja impregnadas de aceite de Libia de primera calidad, (sostenidas) en la mano de cuatro hombres sobre cuyos brazos esté escrito el nombre de los hijos de Horus(1). (Se) iluminarán en plena luz del sol, (lo cual) motivará que el indicado bienaventurado tenga poder sobre las Estrellas Imperecederas(2). Aquel para quien se recite esta fórmula no podrá perecer jamás, su alma vivirá eternamente (porque) la antorcha hará prosperar al bienaventurado, como (si fuera) Osiris, Señor de los Occidentales(3). Esto ha sido verdaderamente eficaz millones de veces(4).
Toma buena atención: No la recites en presencia de nadie, con excepción de ti mismo, de tu padre o de tu hijo, porque es un gran secreto del Occidente, un misterio de la Duat, ya que los dioses, los bienaventurados (y) los muertos lo contemplarán bajo la forma del Señor de los Occidentales y (el difunto) será poderoso al igual que el dios(5).
Harás que se recite la fórmula de las cuatro antorchas cada vez que se haga llegar su estatua a cada una de las siete puertas de Osiris(6). Esto (le) comportará ser un dios, un ser poderoso con los dioses y con los bienaventurados para siempre jamás y entrar por los porches misteriosos sin ser apartado de Osiris. Aquel para quien esto sea recitado entrará y saldrá sin ser rechazado, sin ser apartado, sin ser dejado de cuenta el dia del juicio, (porque) sería abominable para Osiris (tener que) castigarle. Esto ha sido verdaderamente eficaz (millones de veces).
Recitarás este libro mientras que el mencionado bienaventurado esté depositado (en la tierra), glorificado, purificado y (mientras) su boca(7) se esté abriendo con un (cuchillo) de metal bia(8)."
Notas
1) Los cuatro hijos de Horus son Amsit, Hapy, Duamutef y Qebehsenunf. En el texto del ritual veremos que se les pedirá expresamente su protección.
2) La luz que desprenderán las cuatro antorchas, gracias al ritual mágico, no será sino la propia luz del sol, la luz que emana de la divinidad. Gracias al poder de esa luz, el difunto será más poderoso que las propias Estrellas Imperecederas; se trata de nuestras Circumpolares, que se distinguen por no desaparecer nunca de la visión del hombre, motivo por el que los egipcios las denominaban Imperecederas o Inmortales, y pensaban que era el lugar de residencia de las divinidades y de los difuntos glorificados.
3) La persona para quién se recite esta fórmula encontrará la vida eterna tras la muerte, no morirá por segunda vez, no se extinguirá –el inmenso temor de los hombres egipcios- sino que será transformado en divinidad inmortal (como si fuera Osiris).
4) Se trata de una frase usual en los conjuros mágicos del “Libro de los Muertos”: el sacerdote, en la rúbrica, insiste en que se ha contrastado “millones de veces” que la fórmula ha resultado eficaz.
5) En los textos iniciáticos es usual que se insista, una y otra vez, en la necesidad de que el conocimiento que se recibe se guarde en el mas absoluto secreto.
6) Durante su viaje por las regiones de la ultratumba el difunto debía atravesar diversas puertas que estaban custodiadas por guardianes de feroz aspecto, que estaban prestos a impedirle el acceso. Gracias a conjuros como este, que habrían de recitarse ante cada una de esas puertas, el difunto tenía asegurada la entrada.
7) La fórmula se debía leer, se nos dice, en el momento en que se estaba practicando al cadáver el ritual “de la apertura de la boca”, con el que se pretendía que la vida volviese a la momia. Lo practicaba un sacerdote que tras diversas purificaciones abría la boca del difunto utilizando para ello un objeto sagrado, del tipo de un cuchillo o azuela. El acto se realizaba frente a la puerta de la tumba o en su interior, en la capilla funeraria.
8) Posiblemente se trataba de un cuchillo fabricado con hierro de origen meteórico.
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