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viernes, 9 de noviembre de 2007
DELICADEZA
En penitencia perpetua por su pecado, la hermana M., todos los días, hasta que murió, fue obligada a tirarse al suelo, boca abajo, a la puerta del refectorio, para que todas sus compañeras tuvieran obligatoriamente que pisarla cuando se dirigían a esa sala para hacer sus comidas.
En sus memorias, la hermana M. dejó escrito que desde un primer momento apreció que muchas de las hermanas la pisaban con saña, pero otras, muy pocas, lo hacían con la delicadeza propia de un ángel que caminase de puntillas.
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Con sus pies de puntillas alcanzaran el cielo.
ResponderEliminarMe dejas pensativa
Abrazos
Luli, sin duda, ángeles, y también demonios, los hay en todas partes.
ResponderEliminarLa vida no es sino una continua interacción de ángeles y demonios.
En las cloacas mas inmundas se encontraran, sin duda, ángeles bellísimos, y en las honduras de la espiritualidad se encontraran igualmente horribles demonios...
Por otro lado, dejar constancia aquí del interes que me despierta tu blog. De un lado, la pasión que impregna tus palabras; de otro, la gran cantidad de personas que dejan constancia de su paso por tu espacio.
Un abrazo, amiga.
Debo gran parte de mi educación a las monjas, Las del Sagrado Corazón de Jesús, y si recuerdo algunos tratos angelicales. Nunca un demonio, quizás solo un poco más de mano dura en alguna de esas benditas. Admito que el diablillo lo hacíamos mis compañeras y yo.
ResponderEliminarTambién tuve mi acercamiento a la vida íntima y de retiro propia de las monjas...pero esa es otra historia.
Amigo Antiqva, celebro que recibas la visita de Luli, sin duda toda una Dama de la blogosfera.
Amiga Cristina, piensa que en los cuentos mínimos todo esta distorsionado...
ResponderEliminarPero el fondo, la historia de la hermana Magdalena de la Cruz, es real.
Algun dia escribire algo de esa historia real, que ocurrió en un convento de Cordoba.
Un abrazo