Apertura f/6,3
Tiempo de exposición 1/200 s
Velocidad ISO – 200
Distancia focal 105 mm
Compensación de la exposición -0,70
.
La única realidad sorprendente es la que no ha sido antes
soñada.
Juan Ramón Jiménez, Cuadernos.
Las matemáticas son una ciencia exacta. Dani, desde que el
padre Bonilla le explicó su teoría de los libros y del mundo, lo sabía bien.
También tenía claro que el atraco que estaban ejecutando, si todo se
desarrollaba bien, no debía durar más de tres minutos y cuarenta segundos, y es
que Dani sabía que el tiempo no es sino una variante, algo poética eso sí, de
las matemáticas. En los años pasados en la cárcel había aprendido que el tiempo
y su irracionalidad son cosas tan propias del universo de las ciencias exactas
como el cálculo o la geometría. Por eso, cuando pasó el tiempo que habían
establecido y vio que ellos seguían en el interior del edificio empezó a pensar
que algo estaba saliendo mal. A los seis minutos de espera, Dani se dijo que si
en un par de minutos más no salían él se largaría de allí.
Unos días antes, cuando se había visto por última vez con
Blanca, la mujer le había dicho que “el Legal”, su novio, cuyo nombre nunca
había querido pronunciar, había llegado a saber -¿quién sabe como?- que en
cierto apartado de correos, en concreto en el número 71 de la agencia postal
del barrio de las Victorias alguien iba a depositar un sobre acolchado en cuyo
interior habría 500.000 euros en billetes de quinientos. Ese alguien iba a
dejar el sobre a las 10 en punto de la mañana y media hora mas tarde otra
persona lo recogería. Al parecer –le había dicho Blanca- era un asunto de cocaína
y los traficantes habían pactado esa inusual manera de ejecutar el pago.
El golpe iba a ser sencillo. Ellos llegarían a las diez y
cinco a la tranquila oficina de correos y mientras Blanca encañonaba a los dos
funcionarios que la atendían y al escaso público que pudiera estar allí, “el
Legal” se encargaría del apartado de correos, reventando su puerta con un golpe
de maza certero. Después se darían a la fuga y aquí no ha pasado nada. Un golpe
sencillo y limpio. Dani, lo único que tenía que hacer era mantener el coche
arrancado y esperar a que ellos salieran para acelerarlo y escapar. Todo lo
harían, como máximo, en tres minutos y cuarenta segundos, de acuerdo con los
movimientos concretos a realizar que tenían bien estudiados.
Pronto, sin embargo, Dani supo que algo estaba saliendo mal.
Cuando habían transcurrido siete minutos fue cuando se escuchó el disparo…