Alicia sentía una mezcla extraña de fascinación y de miedo.
Acababa de escuchar los extraños rugidos que surgían de las entrañas de aquel
espacio de terror y sabía que en cualquier momento el Minotauro se
manifestaría. La culpa de todo la tenía aquel libro en el que se hablaba de
mitos antiguos en los que unos héroes olvidados luchaban con hombres-toros. Ahora,
en aquel agobiante pasadizo, Alicia podía oler el hedor que el monstruo había
impregnado en las paredes y cuando escuchó su rugido supo que se acababa el
tiempo. Tenía que actuar con rapidez. Antes, no obstante, decidió enfocar con
su linterna alumbrando lo desconocido. Pudo ver así como el débil rayo de luz,
antes de perderse en la obscuridad, iluminaba los ojos ensangrentados de furia
del Minotauro. El animal se le estaba acercando, avanzando a un trote lento,
calculando el golpe que habría de asestarle con su cornamenta. Alicia
palideció. Sintió que le flaqueaban las piernas. Era consciente de que con su
espada de madera no iba a poder enfrentarse al monstruo. Cada instante sentía
más miedo. En el último momento, cuando el fin era inminente, Alicia pulsó el
interruptor y su pequeña linterna se apagó. Mientras el último rayo de luz se
desvanecía se tiró al suelo y se tapó la cabeza con las manos. Unos instantes
después, pudo sentir que el Minotauro, mugiendo enloquecido, pasaba trotando a
su lado, desorientado ante la pérdida de luz y golpeando en su confusión con
sus cuernos el aire y las paredes de aquel espacio de tinieblas.
Antes de que el monstruo volviera sobre sus pasos, Alicia
supo lo que tenía que hacer. Abrió la puerta del armario y dando un salto
abandonó el reino del terror. Después, jadeando, apoyó su cuerpo contra la
puerta para que el monstruo no pudiera salir y dio dos vueltas de llave a la
cerradura. Ya solo le faltaba para estar a salvo dar un par de zancadas y
alcanzar su cama. Se introdujo en ella sin ninguna vacilación y tapó todo su
cuerpo, cabeza incluida, con esa manta tan querida que le protegía, en la
noche, de los monstruos.
Saltó a través del espejo armario hasta la cama y la manta amigas. Pobre Minotauro, medio hombre medio bestia ¿qué culpa tenía? tal vez se enamoró de Alicia ¿o se llamaba Ariadna la enamorada de Teseo?
ResponderEliminarSiempre nos quedarán los mitos y la maravillosa Alicia.
Veo otro registro en esta foto, color contrastado.
Besito lunero.
tambien yo recorde a Ariadna y sali corriendo a por mi ovillo de hilo para darselo a Alicia
ResponderEliminarque facil y que complejo es todo a veces
besos, amigo
Pobre Alicia!!...i es que una no tiene que salir de la cama cuando sueña, jejje
ResponderEliminarNuevos experimentos en tu ventana, el blanco y negro sigue en mi trono.
Bessets!
Bello relato con un matiz diferente al de Ariadna y Teseo que liquido al minotauro salvado por el hilo de Ariadna, Alicia en cambio mas inteligente se fue y dejo al monstruo enfurecido,...jejjeje bonita historia querido amigo
ResponderEliminarMe gusta la fotografía en sí, además del procesado y la saturación.
ResponderEliminar(También el B&N)
Que hermoso cuento, amigo mío, leo entremezclados momentos de otros; a la otra Alicia, la leyenda (mito) de Teseo y Ariadna en el laberinto del Minotauro, y hasta llego a entrever un atisbo de Las crónicas de Narnia, que no estará ahí dentro, pero yo lo he imaginado.
ResponderEliminarNo me extraña esta mediasonrisaquenoloes, que miedo más grande.
Siempre me he preguntado por qué creemos que debajo de las sábanas estamos a salvo de estos “cocos” que nos asaltan a horas brujas. Por qué creemos que si no vemos al monstruo, él tampoco puede vernos a nosotros. Quizás es que hacemos como los avestruces, esconder la cabeza y que sea lo que dios quiera.
El caso es que yo todavía lo sigo haciendo, no le digo a usted el terror que da cuando a una la visitan, y con reincidencia, sus tres sombras.
Rara que soy, no le cuento más.
La foto me regusta mucho mucho en B/N.
Gracias, amigo mío, por todo lo que compartes, por tus visitas y palabras en horas todavía sin luz.
Abrazos, Antiqva
Ío
Terrible miedo, historias, sueños, pesadillas, la imaginación fabrica de todo, ese misterioso armario pasaje a otro mundo distinto me ha recordado a las crónicas de Narnia,
ResponderEliminaraún andará el libro por algún rincón.
Muy bonita e interesante imagen.
Un abrazo.
Ambar.
ResponderEliminarMe gusta mucho más en ese brillante color rojo, tan carnavalero.
De ésta, Alicia se salvó. ¿Recordará que no debe abrir el armario para coger su capa roja?
· un abrazo
· CR · & · LMA ·
Me gustan las dos versiones de Alicia, a color y en bco y negro.
ResponderEliminarSobre el relato:
no hay nada mejor que dejar la luz encendida para conjurar los monstruos, eso y el abrazo paterno ¿no?.
Besos
Great work! Like!
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