Apertura f/11
Tiempo de exposición 1/320 segundos
Velocidad ISO - 200
Distancia focal 18 mm.
Compensación de la exposición -0,70
HDR
El día que los relojes se pararon Angélica suspiró. Pensó que al fin iba a tener un tiempo para descansar. Se sentía agotada, y sin relojes no podía saber a que hora llegaría Tasio. Tumbada en el sofá, mientras se esforzaba en seguir el último capítulo de “El tiempo entre costuras” que había grabado la noche anterior, se sintió invadida por el sueño. Poco a poco fue cerrando los ojos. Fue algún tiempo después, cuando despertó, cuando sintió que la casa estaba impregnada de un desagradable olor a chumusquina. Reparó entonces, perpleja, en que la pizza que estaba horneando se había achicharrado. Maldita sea, se dijo, lo de los relojes no ha sido un sueño. Todos los relojes de la casa se han parado realmente y también ha dejado de funcionar el temporizador del horno. Ha faltado poco para que saliéramos ardiendo. Ay, Señor, la que he podido liar. Y Tasio tiene que estar ya a punto de llegar. Hoy, si queremos comer, tendremos que picar algo en el bar de la plaza.
Fue él, cuando llegó, quien le dijo que la gente, alborotada, estaba fantaseando acerca del asunto de los relojes, que al parecer había afectado a todo el pueblo. Algunos argumentaban que la culpa la habría tenido la empresa que estaba haciendo prospecciones en el subsuelo buscando donde alojar los sobrantes de gas natural; otros, sin embargo, entre ellos Cándida, la quiosquera, sostenían que era cosa de los americanos, que esa mañana habrían estado espiándolo todo desde sus aviones invisibles. La mujer, a voces, había insistido en que muchas veces, mirando al cielo, había distinguido sus reflejos metálicos entre las nubes. Lo que pasaba, a fin de cuentas, había sentenciado la portera, siempre en palabras de Tasio, era que en estos tiempos de locura la modernidad estaba corriendo tanto que hasta los relojes, derrotados de puro esfuerzo, estaban dejando de funcionar.
-Esta fotografía la hice en Oña, un pueblecito de Burgos, hace algunos meses. El edificio del fondo es el monasterio de San Salvador. Hace algún tiempo debí subir la imagen en color. Ahora la he editado de nuevo y la he trabajado solo en escala de grises...
-Esta fotografía la hice en Oña, un pueblecito de Burgos, hace algunos meses. El edificio del fondo es el monasterio de San Salvador. Hace algún tiempo debí subir la imagen en color. Ahora la he editado de nuevo y la he trabajado solo en escala de grises...
I like very much your B/W! they are very very beautiful!
ResponderEliminarCinzia
Hola ANTIQVA
ResponderEliminarMe sumergí en el relato, y que razón tiene Tasio, demasiado pendientes del reloj nos tiene esta deletreada vida, en la que no respiramos segundos en lugar de sensaciones.
Menos mal que tu captas la quietud de un tiempo, aún no perdido, la calma de una calle donde el silencio aún no fue destronado.. me recuerda un pueblo de Alcañiz, donde el tiempo también se paró una buena tarde de otoño
Un abrazo , querido amigo, y felicitarte de nuevo por tan hermoso trabajo
ResponderEliminarMe gusta la foto, ya me gustó en su día en color. Los grises le añaden un toque muy especial.
Este asunto del tiempo es sólo nuestro, sólo nosotros lo medimos, medimos todo.
Buen relato también, Antiqva.
Buena tarde para ti.
m.
No recuerdo la versión en color, de modo que no puedo comparar, pero esta me gusta mucho, del mismo modo que me gustó Oña donde estuve varios días de vacaciones (sin reloj) atraído por las edades del hombre
ResponderEliminarNo ha pasado el tiempo por el abuelo del banco, tal era tal es, jejje
ResponderEliminarVas a cenar pizza? No te apartes del horno que, en estos tiempos que corren, nunca se sabe!
Bonitos grises, preciosa escalinata.
Abrazote!! :)
Precioso lugar que produce paz... Tiene una serena belleza...
ResponderEliminarCreamos el tiempo y se ha apoderado de nosotros...
Me ha gustado mucho.
Un beso grande.
Ay, amigo, lo que está claro que cuando el sur de Europa se llame la Nueva Alemania, la hora que llevaremos todos en el reloj será la alemana...
ResponderEliminarMuy seductor ese relato. me chifló.
Abrazo y cafelito.
Delicioso lugar y hermosa foto. Ya me gustaría pasear, aunque fuera en sueños, por esas calles.
ResponderEliminarBesos, besos
¡ah, y sin reloj!
ResponderEliminar:) :) :)
La recuerdo en color. La zona de Burgos es una de las ciudades castellanas que me queda por conocer.
ResponderEliminarVeo que también te ha enganchado la serie "Entre costuras"
En tu relato se nota tu gran inventiva.
Besos
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
No una...sino dos!!! Dos estupendas fotografías en blanco y negro...me han encantado, amigo!!!
ResponderEliminarUn gran abrazo...y gracias!!! ;)
Me encanta el blanco y negro en esta fotografía... Y la terraza está llena de gente pero sin embargo la foto da una sensación de soledad, de plenitud...
ResponderEliminarNo me canso de mirarla
Al igual que le ocurre a a Adra, me ocurre a mí, a pesar de que hay gente en la terraza, es como si sintiese el frío y la soledad, supongo que será por estar tan vacía y el procesado también habrá ayudado a esto.
ResponderEliminarSAludos.
El tema de los relojes, el tiempo, me fascina. Al ir a la carrera, sin resuello, vamos más rápidos que las cansadas manecillas, nos está bien empleado esta huelga de relojes. Le hemos perdido el pulso al tiempo, cuando sería más sensato verlo pasar, por ejemplo en esa placita reposada ¿tomando un vinillo castellano?
ResponderEliminarConvidemos a la señorita C, la añoro.
Gracias por el comentario a mi ídolo, te pasaste pero me has animado hasta el Olimpo.
Espero más palabras tuyas como éstas que me enamoran.
Bestitooooooooooo.
Así que esta plaza pertenece a Oña, voy a ver si me apunto la visita al pueblo para algún día de estos. La foto muestra una plaza sobria aunque espectacular, como en muchos de estos pueblos castellanos que con pocos y sobrios elementos consiguen una estética más que interesante. El encuadre que has elegido es excelente.
ResponderEliminarSaludos,
La imagen de Oña en escala de grises parece que realmente se han parado los relojes en un momento de su historia.
ResponderEliminarSaludos y feliz fin de semana
Nunca había pensado en detener un reloj, el tiempo si.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu historia,es ingeniosa, y como no...la foto!
Un abrazo amigo.
Qué bien! una composición impecable y el blanco y negro da un excelente ambiente. hermosa fotografía!
ResponderEliminarun abrazo
Pienso que la vida va demasiado de prisa y nosotros en muchos momentos la aceleramos aun más. Buena definición y un buen B&N.
ResponderEliminarSaludos.
La foto me evoca a lugares dónde la vida pasa sin sobresaltos...y el blanco y negro siempre me gusta
ResponderEliminarLos relojes, el tiempo...estupenda historia para reflexionar.
El otro día acabé un libro que trata precisamente sobre el tiempo. Te paso el título por si quieres leerlo
"Sueños de Einstein" de Alan Lightman
Besos
ResponderEliminarPues tu trabajo sobre los grises ha sido espléndido. El encuadre de la plaza, una maravilla. Es un lugar encantador, alguna vez he pasado por ahí.
Está bien eso de que los relojes se rindan. Ya veremos como nos las apañamos cuando no tengamos tiempo. Y en eso, no hay servicios mínimos que valgan...
· un abrazo
· CR · & · LMA ·
La fotografía está muy bien trabajada en grises, decirte que en color tambien me encanto.
ResponderEliminarEl relato buenísimo… pero casi prefiero no pensar el caos que podría ser que ningún reloj funcionara, ya somos totalmente dependientes de las horas.
Besos.
Esta foto me encanta¡
ResponderEliminarDe verdad.
besos.