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lunes, 16 de junio de 2014

Cuento egipcio de amor y muerte






Cuando dijo sus palabras, terminados los rituales de la Apertura de la Boca, el sacerdote Sem, que vestía una túnica blanca y cubría sus hombros con una piel de leopardo, penetró en las profundidades de la mastaba y se situó al lado del sarcófago donde los hombres habían depositado el cuerpo de Ahmosis. De una bolsa de cuero fue sacando puñados de polvo ocre que fue espolvoreando sobre la momia. El intenso color rojo del mineral había de permitir que el aliento de la vida retornara al difunto. El sacerdote sabía que un poder desconocido facilitaba que gracias al ocre los cuerpos, tras haber sido momificados en la Casa de la Muerte, se pudieran preservar eternamente de la descomposición.


Entonces, cuando el cuerpo quedó impregnado del polvo rojo, el sacerdote hizo una señal y Nofret, la esposa de Ahmosis, se acercó al sarcófago y colocó sobre él un ramillete de flores. Afuera, los hombres bailaban la danza mau mau y las plañideras, simulando desesperación, se golpeaban los pechos y se tiraban de los cabellos. Después, mientras Nofret chillaba, cuatro hombres rodearon el sarcófago y se dispusieron a esperar a que llegara la noche. Sería entonces cuando habrían de ser recitadas las fórmulas mágicas de las Cuatro Antorchas de Glorificación, con las que llegarían a su término los rituales. Todos eran conscientes de que gracias a ellos, en el nuevo amanecer, Ahmosis, convertido en un dios tras atravesar victoriosamente el inframundo y superar el juicio de Osiris, se elevaría al reino celeste de Ra y volvería a la vida en las Estrellas Imperecederas, creadas por el Gran Dios para que en ellas habitasen los hombres Justos de Voz. Allí, en la Campiña de las Felicidades, más allá de la niebla matutina, seguiría viviendo Ahmosis durante Millones de Años, junto a los espíritus glorificados que conocen los secretos del fuego, el viento, las nubes y los relámpagos.

Algunas noches después, Nofret soñó que Ahmosis la estaba amando. Le sentía feliz e intuyó que a partir de ahora, desde el más allá, él iba a seguir cuidando de ella. Algo después, cuando estaba a punto de amanecer y la noche se iba diluyendo, la mujer sintió que esa intuición de amor se confirmaba en la certeza. Nofret se había levantado y estaba contemplando las Estrellas Inmortales, que todavía lucían débilmente. Dirigió su mirada a Orión, la residencia de los dioses, y fue entonces cuando notó que el dulce aliento de la vida llegaba a su boca con todo su frescor. Fue así como supo que Ahmosis, desde el reino del Sol, la estaba contemplando.





14 comentarios:

  1. Preciosa historia para compartir con una no menos bella imagen.
    SAludos.

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  2. Colores, palabras, relfejos, luz ... casi diría que rescatados de ese mundo fantástico de Dioses inmortales.
    Maravillosa foto!

    Aferradetes, amic meu.

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  3. Excelente composicion de la que destcaria muchas cosas pero por encima de todas, los preciosos reflejos, un abrazo.

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  4. Que bien se nota tu fascinación por el arte egipcio!

    Cada una de tus composiciones de este templo es una obra de arte fotográfica.

    Que tengas una buena semana!

    Besos
    http://ventanadefoto.blogspot.com.es/

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  5. Nofret nos da una muestra de cuando no hay espacio para el olvido,bello tu texto,pleno de imágenes y detalles que tu bien dominas.
    La fotografía espectacular,el reflejo es absolutamente exquisito y resulta curioso como conviven la historia y el presente.
    Un abrazo artistazo.

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  6. what a beautiful story !
    and such an amazing image !
    madre mia sooooo gorgeous

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  7. Un bellissimo riflesso ed una bella storia!
    Cinzia

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  8. Una hermosa historia que no da paso al olvido y la fotografía es verdaderamente impresionante.
    Un beso ANTIQVA

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  9. Me gusta la hora escogida para la fotografía; ideal para iluminar la escena con esa iluminación suave y aprovechar sutilmente la iluminación artificial en los arcos. Felicidades!
    Un fuerte abrazo

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  10. Bella imagen, buen encuadre, iluminación...una foto muy limpia.

    Saludos.

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  11. Ah, ah, ah... abobada me he quedado leyendo y sintiendo, mira el bonito paseo que he dado por la antiQVedad!

    Abrazo, amigo mío.

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  12. Le estás sacando un buen provecho a la visita al templo!! la luz y los reflejos me encantan. El relato magnífico.
    Saludos!!

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  13. El HDR le ha otorgado un cierto aire pictórico que me encanta.
    Los reflejos son maravillosos.
    Enhorabuena.
    Un abrazo.

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  14. Extraordinaria imagen, con magnífico procesado y una gran definición, por lo que te doy la enhorabuena.

    Un afectuoso saludo.

    Andrés.

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Gracias, siempre, por tus palabras...