Entonces, cuando el cuerpo quedó impregnado del polvo rojo, el sacerdote hizo una señal y Nofret, la esposa de Ahmosis, se acercó al sarcófago y colocó sobre él un ramillete de flores. Afuera, los hombres bailaban la danza mau mau y las plañideras, simulando desesperación, se golpeaban los pechos y se tiraban de los cabellos. Después, mientras Nofret chillaba, cuatro hombres rodearon el sarcófago y se dispusieron a esperar a que llegara la noche. Sería entonces cuando habrían de ser recitadas las fórmulas mágicas de las Cuatro Antorchas de Glorificación, con las que llegarían a su término los rituales. Todos eran conscientes de que gracias a ellos, en el nuevo amanecer, Ahmosis, convertido en un dios tras atravesar victoriosamente el inframundo y superar el juicio de Osiris, se elevaría al reino celeste de Ra y volvería a la vida en las Estrellas Imperecederas, creadas por el Gran Dios para que en ellas habitasen los hombres Justos de Voz. Allí, en la Campiña de las Felicidades, más allá de la niebla matutina, seguiría viviendo Ahmosis durante Millones de Años, junto a los espíritus glorificados que conocen los secretos del fuego, el viento, las nubes y los relámpagos.
Algunas noches después, Nofret soñó que Ahmosis la estaba amando. Le sentía feliz e intuyó que a partir de ahora, desde el más allá, él iba a seguir cuidando de ella. Algo después, cuando estaba a punto de amanecer y la noche se iba diluyendo, la mujer sintió que esa intuición de amor se confirmaba en la certeza. Nofret se había levantado y estaba contemplando las Estrellas Inmortales, que todavía lucían débilmente. Dirigió su mirada a Orión, la residencia de los dioses, y fue entonces cuando notó que el dulce aliento de la vida llegaba a su boca con todo su frescor. Fue así como supo que Ahmosis, desde el reino del Sol, la estaba contemplando.
Preciosa historia para compartir con una no menos bella imagen.
ResponderEliminarSAludos.
Colores, palabras, relfejos, luz ... casi diría que rescatados de ese mundo fantástico de Dioses inmortales.
ResponderEliminarMaravillosa foto!
Aferradetes, amic meu.
Excelente composicion de la que destcaria muchas cosas pero por encima de todas, los preciosos reflejos, un abrazo.
ResponderEliminarQue bien se nota tu fascinación por el arte egipcio!
ResponderEliminarCada una de tus composiciones de este templo es una obra de arte fotográfica.
Que tengas una buena semana!
Besos
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
Nofret nos da una muestra de cuando no hay espacio para el olvido,bello tu texto,pleno de imágenes y detalles que tu bien dominas.
ResponderEliminarLa fotografía espectacular,el reflejo es absolutamente exquisito y resulta curioso como conviven la historia y el presente.
Un abrazo artistazo.
what a beautiful story !
ResponderEliminarand such an amazing image !
madre mia sooooo gorgeous
Un bellissimo riflesso ed una bella storia!
ResponderEliminarCinzia
Una hermosa historia que no da paso al olvido y la fotografía es verdaderamente impresionante.
ResponderEliminarUn beso ANTIQVA
Me gusta la hora escogida para la fotografía; ideal para iluminar la escena con esa iluminación suave y aprovechar sutilmente la iluminación artificial en los arcos. Felicidades!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Bella imagen, buen encuadre, iluminación...una foto muy limpia.
ResponderEliminarSaludos.
Ah, ah, ah... abobada me he quedado leyendo y sintiendo, mira el bonito paseo que he dado por la antiQVedad!
ResponderEliminarAbrazo, amigo mío.
Le estás sacando un buen provecho a la visita al templo!! la luz y los reflejos me encantan. El relato magnífico.
ResponderEliminarSaludos!!
El HDR le ha otorgado un cierto aire pictórico que me encanta.
ResponderEliminarLos reflejos son maravillosos.
Enhorabuena.
Un abrazo.
Extraordinaria imagen, con magnífico procesado y una gran definición, por lo que te doy la enhorabuena.
ResponderEliminarUn afectuoso saludo.
Andrés.