A su hijo, Don Cándido Baskardo Lapaza del Divino Cuerpo del Redentor, lo empezaron a llamar de Don desde la cuna. Era un niño ceniciento que miraba a distancia y que nunca aprendió a jugar porque creció vigilado por un ejército de criados de polainas rojas y criadas de pechos aplastados bajo almidones por prescripción de la condesa, y por otros ejércitos de profesores particulares que eran desinfectados en la puerta. A los diez años lo enviaron a Inglaterra y a los quince volvió convertido en lord. Cuando su mayordomo se asomaba a la playa haciendo sonar una campañilla, el pueblo la desalojaba y lo veía llegar escoltado por una guardia personal con uniforme de húsar y tomar un baño vertical. Todo lo que supo de las cosas del mundo lo supo a través de un equipo de jesuitas que instaló en el palacio una dependencia universitaria. Aprendió de memoria los nombres de todas las dinastías y de todos los reyes habidos desde el Diluvio; se convirtió en una autoridad en glorias imperiales, en virreyes, en evangelistas, en conspiraciones, en colonias de indios y de negros, en códigos de esclavitud, en batallas de exterminio y en Cruzadas, pero nunca hizo el servicio militar y moriría creyendo que la Historia se cerró horas antes de la Revolución Francesa.
Ramiro Pinilla – Los cuentos
Buen retrato en esa actitud de estar oteando el horizonte con ojos de miope, como debe ser, pues todo el que otea el horizonte debe poner ojos de miope para hacerlo adecuadamente. Por cierto, siempre me llamó la atención en estos personajes cómo pueden soportar tener totalmente cubierta de pintura toda su piel visible.
ResponderEliminarUn abrazo,
El procesado es impecable, con un buen encuadre y un motivo elegido de lujo, el tipo es tremendo.
ResponderEliminarUn abrazo
Excelente retrato ... excelente modelo ;)
ResponderEliminarAbrazote, amic!! ☻
Excelente captura y edicion por un momento dudé de si era una persona o una estatua, buen trabajo, saludos.
ResponderEliminarRamiro Pinilla, que gran escritor. Lo he leído, creo, todo de su no demasiada extensa obra y he de decir que siempre será uno de mis autores preferidos.
ResponderEliminarLa foto habla de este tiempo en el que más que en ningún otro, se nos brinda la oportunidad de ser otro mientras se es el mismo. Un buen retrato amigo Ildefonso. Un abrazo
Parece una de esas estatúas humanas que proliferan ahora por las ciudades.
ResponderEliminarA tu buena imagen se le une un procesado excelente.
Besos
Una maravilla de retrato a pesar del disfraz y de la máscara la vida está en los ojos que miran al horizonte como el personaje de Pinilla
ResponderEliminarEl texto es delicioso y le va a la foto, porque si ese niño hubiera vivido en estos tiempos quizá hubiera salido al mundo real siempre disfrazado.
El punto de vista, el encuadre y el procesado perfectos. Me gusta mucho.
Un beso,
Excelente retrato, con una definición y unos colores extraordinários.
ResponderEliminarUn abrazo Ildefonso
Muy buen retrato, magníficamente iluminado, y con un encuaadre genial, por no hablar de la nitidez.
ResponderEliminarDel relate, solo me queda decir que hay gente que ha vivido y vive con todo lo que quería, pero que su mundo era tan pequeño, que no han sabido más que los demás le han querido contar.
SAludos.
Desde luego un pedazo de retrato... Un abrazo desde Murcia....
ResponderEliminaran amazing portrait ! excellent shot
ResponderEliminarMagnífico... si no sales al mundo... vives la vida como te la pintan... ;)
ResponderEliminarUn retrato estupendo, desde el plano elegido hasta su ejecución, muy bueno.
ResponderEliminarSaludos.
La foto es fantástica y eso tú ya lo sabes, está que se sale. La descripción de Pinilla divina. Para quitarse el sombrero.
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